Una chica de barrio

¿Quién lo hubiera pensado? Faustina Grindel comanda este teclado a favor de los vientos cibernéticos y se lanza a navegar.
¿Y si lo leen mis amigos, y descubren, con aberración, que desde hoy soy para todos, soy para la wild width world, ya no aquella muchachita de barrio, solterona y sin apuro, viviendo con quichicientos gatos y libros, con una madre que llama para ver si aún respiro aproximadamente siete veces al día...? Ah, claro que sí, lo diré todo en estas páginas de cuaderno, porque cuando se escribe no se tiene rostro ni identidad, uno se siente libre, liberado, libertario, librado... y cuando digo "todo", digo TODO, voy a contarlo todo para que se sepa. Sí, Faustina Grindel nació hoy, entonces, cuando abre sus cuadernos al mundo!
Y empiezo así, con el fastidio de estar sentada en un cyberclub, cybernautas a mi lado que me escuchan refunfuñar con una máquina a la que le hablo como si estuviera en el living de mi casa... ahh, tengo tantas cosas para decir, para contar, que no sé por dónde habré de iniciar este viaje. Por lo pronto, me presentaré.

Soy Faustina Grindel, tengo 32 años desde ayer, y mi regalo de cumpleaños fue decirle a mi analista que le tengo miedo a la vida, a la locura (que viene de generación en generación por la rama materna aislando en internados psiquiátricos a más de una tía), a la soledad, a la distancia, a los colectivos, a los hombres... y que él me diera como receta publicar un weblog. Por supuesto, yo no sabía de la existencia de estos aparatos tan innovadores, quiero decir, de estos sitios gratuitos que albergan y contienen cariñosamente a los escritores de pueblo frustrados, como yo, me enteré en lo del psicólogo. Mi terapeuta también anda navegando por los weblogs del mundo, por eso puede recomendarlos como parte de la cura para sus loquitos, como nos llama, cual madre amorosa. No todos los que vamos a terapia estamos locos, le retruco yo, y él se sonríe.
Sé que no estoy loca, por eso entré a esto del weblog.

Bueno, mis queridos compatriotas en el planeta del ciberespacio, quiero contarles que no es muy sano estar frente a una máquina de estas a altas horas de la noche, menos cuando tus compañeros de sitio están dele quete dele tirotearse y gritar obscenidades a sus pantallas llenas de sangre y balas, y peor si son adolescentes púberes, y mucho menos aún si dentro de pocas horas debes estar entrando en una multinacional a disfrazarte de secretaria bilingüe, como es mi caso, pero ya les estaré relatando más pormenores de esta vida de mujer de barrio...

Hasta pronto, hasta dentro de unas horas, queridos,
este es el breve prólogo a una larga lista de cosas que habré de contarles,
mis cordiales saludos.