08 mayo 2006

¡Un capuccino doble, señor!


Tendría que estar trabajando. Pero mi analista me recomendó no evitar los deseos ni reprimirlos, entonces me escapé al ciber y ¡aquí estoy! A esta hora, hora de Argentina, porque la que aparece en el blog está alineada vaya a saber uno con qué meridiano, es la de la siesta. O, si uno es un esclavo de multinacional, como yo, es la del cafecito con la compañera que siempre nos cuenta de sus andanzas postmatrimoniales, o de la vida deportiva de sus hijos, pero nunca está dispuesta a escuchar los fracasos de la solterona o los programas de televisión de las cuatro de la mañana, o de qué fácil es decorar una habitación con cartón reciclado o cepillar a una mascota sobre la falda. Pero no, no estoy tomándome el café con Sandra (ya les voy a contar más de esta personaje psicótica, neurótica y fanática de Luis Miguel, salida de la peor tira de Maitena). Estoy en plena terapia a distancia, medicándome a lo loco con esto del blog. Debo confesar que, por no ser muy ducha con esto del ciberespacio, paso la hora de almuerzo haciendo las mil y unas para entrar en el sitio, encontrar dónde poner mi contraseña, dónde está eso que decía "crear entrada" y ¡por suerte uso todos los dedos para tipiar! ¡porque estaría hasta las diez de la noche! Noooo, nooo, que a las nueve y media está mi amor, Facundo Arana...! Y otra cosa que voy a decir aquí, porque es mi terapia y debo decirlo, ¡¡sí, veo "Sos mi vida"!!
Mi vecino de ciber está cantando una canción de Miranda. ¿Qué les sucedió a los jóvenes? ¿Por qué, cuándo fue que yo maduré y me volví esta apática viejecilla amargada que sólo piensa en que llegue el fin de semana para ¡por fin! ver la pila de películas de viejos que alquilé en un video club de barrio, VHS, claro, porque el DVD todavía no logré enchufarlo? ¿Estoy exagerando? ¿Estoy sobrerreaccionando? ¿Estoy viajando contracorriente? ¡Sí! ¡Sí, queridos compañeros de blog! ¡Sí, analista! (ya le pasé esta dirección de weblog para que pueda leer y hacer terapia de las cosas que aquí cuento y frente a él no... ¡holaaa, doc!) ¡soy una nueva vieja! como los "new rich" que pulularon tanto en los noventa en nuestro país, bueno, algo así... ¡confieso que tengo discos de pasta! ¡y también colecciono libros viejos! ¡clásicos en videocaset! ¡está bien, no me gusta la disco, ni la ropa cool, ni los macdonal! ¿arderé en el infierno, doc? (esto me lo puede responder en la próxima sesión)
Bueno, se hizo tarde, mejor vuelvo a retomar las actividades secretariales y cierro esta bocota que cada vez más me delata como anticuada, desengañada, apabullada por la novedad, más bien pacata y distraída.
Nos vemos la próxima, si es que hay, porque después de esto... ¡qué bochorno!
Me voy a ahogar mis penas en capuccino con Sandra. "Besitooooo".

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