08 octubre 2006

primavera, pizza con albahaca


domingo. es una noche de esas en que uno sale, se sienta en la esquina, en la pizzería del barrio, come una grande de muzzarella con albahaca. acompaña con cerveza o con algo parecido, no sé, yo prefiero el jugo de naranja exprimido. se mira el cielo como se mira a un amante, con los ojos semicerrados. es decir, se lo ve distorsionado, a medias, porque a un amante uno no lo conoce ni lo ve de veras, sino que lo imagina. lo dibuja con líneas fantasmales, las más bellas y evanescentes. hoy estoy poeta, porque soy desdichada. me han apuntado al corazón, y me lo han deshecho. estoy como neruda la noche en que escribió los versos más tristes. no sé si a él lo habían desarmado de amor, como a mí. pero aquí estoy, puedo pensar que yo y no él escribiré los versos más tristes esta noche, claro, si fuera poeta. pero no lo soy. soy un queso para la rima. y qué puedo decir de esos que escriben como si fuera lo último que hacen, los poetas contemporáneos, que le dan ese vuelo informe a las palabras y las hacen versos, todos distintos, con dobles sentidos, con antifaces, uno debe leerlos y también mirarlos, revisarlos, darlos vuelta, usar lupa, para descifrar qué han dicho.
hoy es una tristeza que quiero decir a mi blog, a mi diario íntimo, que estoy herida a muerte. el de los ojos verdes traicioneros. ése, que me vendió cielo y universo, que me dio todas las palabras más bellas, ahora es nada, nadie, un signo de interrogación en la cola de mis gatos. no, no es que me haya dejado. es que me tendió una trampa de olvido. me secuestró la voz del teclado, digamos, porque nuestro amor era bastante ciberespacial, de palabras más bien escritas, me llamó unas veces, otras lo escuché vía web, zetas metalizadas. qué buen título para una novela posmodernista. si bien lo nuestro no podía ser, voy a decirlo (y espero que esté leyendo): me rompió el corazón.
así termino mi noche, quisiera estar comiendo una pizza de albahaca, pero no: el dueño del ciber me trae mi capuccino, mi masita seca con nuez, y el aroma me trae su recuerdo. no voy a llorar, las cosas son así cuando hay una pantalla de por medio. qué tonta soy, otra vez en las garras del amor desdichado. me voy a leer algo a casa, regaré las plantas, mi mamá va a llamar y de seguro preguntará ¿por qué tenés esa voz, nena, como de que estás triste...?
eso sí, todavía no sé qué voy a contestarle.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ayyy Faustina, Querida Faustina, cómo me identifico con tu historia, este hombre de las zetas metalizadas, que te rompió el corazón, cómo disfruto de la lectura de tu diario, es mucho mejor que leer poesiapura... no te lo recomiendo, no podrías participar ahí, porque te lastimaria que los mandamás no te excepcioneen un poema, jjajjajja. Ya te vas a reponer Faustinita, siempre que llovió, se encendió otra lucesita naranja en el msn, jajaja.
Besos...