21 febrero 2007

té de lechuga

estoy en crisis

dicen los chinos, que de esto saben y siempre saben más que uno porque son mil trecientos millones más, que la palabra crisis significa "oportunidad". creo que en otra oportunidad ya conté esto de la crisis, y qué mejor signo de crisis que la repetición. dicen los analistas que cuanto más uno repite, más crítica es su crisis de identidad.

estoy dele que te dele dudando de la vida. de mí, de mi duda, de mi dubitación, de mí misma, de mi yo, de mi ello, de mi superyo, de mi ego, mi ego, mi mismo ego de siempre o no, que no es lo mismo pero es igual, como diría Silvio.

le conté al Doc esto de que estoy triste, estoy triste, triste y triste, y me dijo: está muy bien. ahí me entró la crisis de si esto de la terapia sirve o no sirve, porque pagarle a un tipo con cara de aburrido para que me diga "está bien, está muy bien" cuando yo le digo que hace días que no duermo, que no le encuentro sentido a las cosas como antes... me parece medio al cuete.

cuando vio mi gesto de ¿vos me ves cara de tarada a mí?, me dijo, serio como es él: "esta noche, preparate un té de lechuga, te va a hacer bien. y ahora se nos acabó el tiempo, hasta la semana que viene." cerró su cuadernito, apagó la luz de la lámpara y me señaló la puerta. no tuve tiempo de reacción. ¿alguna vez les pasó, que se quedan con la palabra en la garganta, y saben que el otro es una pared impenetrable que si pronunciaran sonido les sería devuelto tal y como lo soltaron? bueno, así me quedé yo. mis piernas y el resto de mi cuerpo obedecieron, excepto la cabeza, que me quedó clavada mirándolo a los ojos con el resto de odio desbocado que me quedaba. después se me pasó, con el airecito tibio de la ciudad.

conseguí un taxista que me hizo un "combo turista" y recorrimos toda la capital en busca de una verdulería 24 hs. En la esquina de Carabobo y Gregorio de la ferrer, barrio de Flores, hay una que vende al por mayor. Le compré dos kilos, para que me diera cambio de $50. En total me gasté 7,90 de lechuga (capucchina, que le dicen) y $36 de taxi, una ganga por encontrar verdulería a las dos menos cuarto de la madrugada.

les cuento que eso del té funcionó un poco, o por lo menos me dormí, en el sillón, mirando una película. por suerte ya era sábado. los sábados me ponen de "super acción", de buen humor, me gusta hasta la palabra s a b a d o. será porque uno puede armar otras palabras como asado, dos, abas sin ache, adosa, no sé... algo tiene, que le agrega un plus al día. yo no me siento igual un sábado que un martes, por ejemplo. por eso, creo, lo del té funcionó y dormí. ahí en mi sueño tuve como una visión, eso de "consultar con la almohada" parece tonto pero no lo es, el descanso alivia la mirada, el corazón, los tics, el oído. más que una visión fue una percepción de mí, de mi crisis-oportunidad, de mi desazón.

estoy cansada de estar sola. de dormir sola. por eso no puedo dormir. porque me abrazo a la oscuridad y ya no le tengo miedo, entonces algo está mal. está mal estar solo. estar sola me entristece. quiero alguien que me haga masajes en los pies esperando recompensa. que cuelgue la ropa con broches de colores. que sacuda la alfombra del zaguán, porque a mí me da estornudo. que prepare el mate el domingo mientras me baño. que me bese la nariz. que tenga lagaña. y me haga una trencita en el pelo mientras miramos una película o nos sentamos en el balcón a mirar la ciudad mientras llueve. quiero silencio de los silencios cómplices, ya no de los silencios solitarios. qué tristeza me da decir lo que quiero.

¿será verdad que el té de lechuga cura la soledad y la tristeza?


1 comentario:

Adrian dijo...

Me voy a tomar uno ahora a ver si no me despierto 3 veces antes de las 8 horas! Jaja! Me gustó mucho lo que escribiste!